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Lo que es la levadura a la masa, hacer crecer y dar aire, elasticidad, sabor, consistencia. La paz es una condición necesaria para que lo mejor ocurra. Con violencia nada se construye, sino todo lo contrario, no hay religión que profese la violencia, entre ellas existe una conexión que va más allá de la condición humana, una divinidad que predica amor, hermandad y solidaridad.

El año pasado el imán Marwan Sarwar Gill, el sacerdote Axel Arguinchona, el rabino Sebastián Vainstein, y el pastor evangélico Walter Altare se unieron para rezar por la paz y la convivencia, las oraciones interreligiosas conformaron uno de los momentos más significativos del acto.

Por este motivo, sumando voces a una necesidad de escucha y entendimientos, hablamos con el Rabino Vainstein, sobre las mismas temáticas que conversamos con el Imán Gill y el Padre Arguinchona. 

Nuestro entrevistado comienza aclarando algunas cuestiones “los conflictos internos de un país, nada tienen que ver con cuestiones religiosas, una cosa es la fe de las personas y otra los conflictos que pasa, son dos caminos diferentes. Obvio que cualquier religión, como el judaísmo, comulga la paz, la paz social, todos los valores que nosotros tenemos, lo que dice la Torá son los preceptos encaminados a vivir en un mundo en paz, en una sociedad cada vez mejor”.  

Respecto a la visión del país, comentó “creo que todo lo que pasa en nuestro país tiene que ver con pérdida de valores, la persona de fé, más allá de su cargo que pueda tener pone lo que es de su propia religión en lo que es la forma de vida. Si yo sigo los mandamientos, preceptos del judaísmo, lo que voy a hacer es, no solo lo llevo a mi entorno familiar, comunitario sino hacia afuera. Nosotros decimos que el judaísmo es una forma de vida, no es una religión meramente, entonces, esa forma de vida va hacer que yo me comporte según los principios y valores del judaísmo dentro y fuera de mi hogar, junto con lo que es mi prójimo; hay un versículo específico en la Torá que es ‘Amarás a tu prójimo como a tí mismo’ y ese amar al prójimo, no es simplemente amar al que es igual a uno, sino al que es más próximo que es diferente a tu persona, vos tenés que tener un respeto hacia la persona en la idea de vivir en un mundo mejor, construir puentes para llegar a una sociedad más justa”.

“Las problemáticas sociales que estamos viviendo desde hace tiempo, no tiene que ver con el cambio reciente, sino que hay cosas que se vienen arrastrando de años atrás. El respeto al jubilado, al adulto mayor, en el judaísmo con valores principales, no puede ser que tengan que pasar penurias como lo están haciendo, el valor del trabajo, ayudar al necesitado, hay cuestiones políticas que se vienen llevando que es una problemática que la tenemos de años por distintas cuestiones” dijo el Sebastián. Luego agregó “en el judaísmo se habla de corrupción, de una justicia justa, se habla de cómo tiene que ser el líder, una de las cosas es que la corrupción nos va llevando a que estemos como estamos, y va más allá de un color o partido político”. 

Continuamos conversando, analizando la situación y concluyendo comentó “la cuestión es cultural, cuando se pierden valores como es la cultura del trabajo, cuando la sociedad se acostumbró a planes sociales o a recibir todo del gobierno, o algunos vivir del gobierno, siempre hay problemas. Por un lado es cultural, cuando se pierde la cultura del trabajo, y cuando se pierde la fé y la religiosidad, cuando perdés esos valores y perdés ciertos principios. Entonces, todas las religiones buscan los mismos valores y principios, por supuesto con diferencias, pero siempre se busca lo mismo. Creo que una persona de fé, busca que podamos vivir todos en paz, podamos convivir, a pesar de la diferencia entre las religiones, que la gente no tenga que pasar necesidades. Pero a veces, la gente se olvida de Dios, se enceguece por el poder y otras cosas. Si yo sé que el otro es mi prójimo, y con valores como la empatía, me pongo en el lugar del otro, seguramente actuaría de otra manera”.

Sin embargo, aclaró “no se puede juzgar a todas las personas de la misma manera, en cuanto a su condición social y en cuanto a su fé, la realidad sería que todas las sinagogas, las iglesias y demás deberían estar repleta de gente, porque hay necesidad de la gente de que la escuchen, ser escuchados, la gente no solo se acerca por un plato de comida, también necesitamos la comida del alma, para poder sobrellevar las penas y los dolores, cosas que pasan en al vida. Hoy se habla mucho de dos cosas, empatía y espiritualidad, pero espiritualidad que muchas veces no la puedo captar y entender a mi manera, porque yo puedo estar meditando sobre muchas cosas, pero después en mis acciones concretas del día a día no soy eso, eso pasa mucho también”.

Judaísmo tiene que ver con conocimiento y acción, es algo práctico, no es teórico, no es me siento a estudiar; por ejemplo, a muchos les gusta el misticismo, la cábala y se queda en eso. La vida es llevar todo lo que nosotros aprendemos a la práctica, así se puede solucionar muchas cosas.  Por eso, se habla de empatía, todas esas cuestiones que  pasan, ponerte siempre en el lugar del otro, para poder entenderlo, quizás uno no esté de acuerdo, pero intentas entender muchas veces un mundo que no es el tuyo, y que nos cuesta, ser un poco sensibles ante la problemática de los otros.

Por eso, se expidió “si yo tengo un pueblo que no está educado y pasan cosas como las que pasan hoy día, entonces hay que empezar a pensar de otra manera, a actuar de otra manera, vayamos a los principios, a los valores, a la educación, a la familia, al estudio, el valor del trabajo, hacer entender que no se puede vivir de planes toda la vida, que en lugar de luchar por un plan tenés que luchas por un trabajo digno, queremos todo gratis en la vida y las cosas también hay que ganarselas. Un plan me ayuda por cierta cantidad de tiempo, no es para toda la vida. Cómo se contrarresta esto, enseñando oficios, dando herramientas, generando trabajo genuino”.

“En el judaísmo se habla de los valores, hay un sabio, Maimónides, que habla de los 8 escalones de la ayuda y el más alto es darle a una persona un trabajo, es decir, asociarlo, darle la caña de pescar, no el pescado. Lo que nosotros hacemos es darle la caña de pescar, no el pescado, hay que trabajar en eso para combatir todo lo que es la pobreza, la falta de trabajo y para esto debemos estar todos juntos. Si le va mal al otro me va mal a mí, no pensamos en el otro, pienso en mí. Entonces, si dejamos el egoísmo de lado, el yo de lado, es mucho más probable que podamos salir adelante, aprender a dialogar, escuchar, y con eso armamos el concepto de paz, entender que hay un otro y que le pasan las mismas cosas que a mí, yo no soy el único, ni el centro del universo” finalizó diciendo el Rabino Vainstein.